El inventor de los Abisinios

Historia del pastel y su creador, Felipe Hernández.

El inventor de los Abisinios

Historia del pastel y su creador.

Un dulce con aroma a historia

Para conocer quién fue el inventor de los Abisinios y porqué fueron bautizados así
es necesario comprender el momento en el que fueron creados, así como también
la vida y trabajo de su inventor: Felipe Hernández (1905-1977).

Felipe Hernandez inventor de los Abisinios y su mujer Isabel.

Un dulce con aroma a historia

Para conocer quién fue el inventor de los Abisinios y porqué fueron bautizados así
es necesario comprender el momento en el que fueron creados, así como también
la vida y trabajo de su inventor: Felipe Hernández (1905-1977).

Felipe Hernandez inventor de los Abisinios y su mujer Isabel.

Capítulo I

Hace tiempo, en Valladolid

Emprender en tiempos difíciles

Al comenzar con la historia de este pastel nos tenemos que remontar hasta el año 1928. Más en concreto hasta una ciudad, Valladolid, que vivía una época de estrechez e inestabilidad.

Aquel entonces el joven Felipe, con sólo 23 años, ya había abierto su primer negocio homónimo donde vendía, en primicia, todos los productos que preparaba tanto de recetas propias como de aquellas que triunfaban en el extranjero.

Un ejemplo de estas últimas inspiró el delicioso Abisinio.

El origen de una delicia

Muchas son las teorías sobre el origen de este dulce, pero todos las fechas y las múltiples noticias de la prensa del momento, evidencian que Felipe fue el auténtico inventor.  

Claro está que, como toda novedad no deja de estar rodeado de factores y anécdotas que, en este caso, van desde la fuente de toda invención, la curiosidad, hasta el acontecer de una guerra, pasando por el amor y dedicación al oficio.  

El origen de una delicia

Muchas son las teorías sobre el origen de este dulce, pero todos las fechas y las múltiples noticias de la prensa del momento, evidencian que Felipe fue el auténtico inventor.  

Claro está que, como toda novedad no deja de estar rodeado de factores y anécdotas que, en este caso, van desde la fuente de toda invención, la curiosidad, hasta el acontecer de una guerra, pasando por el amor y dedicación al oficio.
Libro que inspiró a Felipe a freir Abisinios.
El libro que inspiró al maestro para crear la base de los Abisinios

Es en este último donde Felipe descubría que, desde hacía ya varios años, en cierta parte de Europa, las masas de levadura azucaradas eran sometidas a un proceso de fritura. Esto daba lugar a unas bolas que, posteriormente, eran rellenas de diferentes mermeladas: manzana, arándanos, frambuesas…

Estos bollos fritos, conocidos como Berlinas, Berlinesas o bollos de Berlín incluso viajaron hasta los Estados Unidos. Allí se dieron cuenta de que, quitándoles la parte central y dándolas forma de rosquilla podrían evitarse el relleno a la par del posible problema de crudeza en el centro de la masa una vez frita. Así es como nacieron los famosos Doughnuts.

Las fuentes de información.

Felipe, que siempre tenía ganas de mostrar productos nuevos para sus clientes, se mantenía actualizado constantemente leyendo libros sobre las novedades del sector y revistas como “La Confitería Española”, donde se anunciaban las nuevas publicaciones dedicadas al oficio, así como recetas pasteleras.

Otros ejemplos de este tipo de bibliografía son los libros “El consultor del confitero y pastelero” del Sr. Riveiro o “Escuela y práctica del confitero” del alemán J.M. Erich Weber-Dresden, con una 1ª edición del año 1929. Un libro importante para Felipe fue “El método del pastelero confitero” de Serafín Sánchez.

revistapastelera2
Un ejemplar de la revista especializada de la época

Las fuentes de información.

Felipe, que siempre tenía ganas de mostrar productos nuevos para sus clientes, se mantenía actualizado constantemente leyendo libros sobre las novedades del sector y revistas como “La Confitería Española”, donde se anunciaban las nuevas publicaciones dedicadas al oficio, así como recetas pasteleras.

Otros ejemplos de este tipo de bibliografía son los libros “El método del pastelero confitero” de Serafín Sánchez, “El consultor del confitero y pastelero” del Sr. Riveiro o “Escuela y práctica del confitero” del alemán J.M. Erich Weber-Dresden, con una primera edición del año 1929.
Libro que inspiró a Felipe a freir Abisinios.
El libro que inspiró al maestro para crear la base de los Abisinios
Es en este último donde Felipe descubría que, desde hacía ya varios años, en cierta parte de Europa, las masas de levadura azucaradas eran sometidas a un proceso de fritura. Esto daba lugar a unas bolas que, posteriormente, eran rellenas de diferentes mermeladas: manzana, arándanos, frambuesas…

Estos bollos fritos, conocidos como Berlinas, Berlinesas o bollos de Berlín incluso viajaron hasta los Estados Unidos. Allí se dieron cuenta de que, quitándoles la parte central y dándolas forma de rosquilla podrían evitarse el relleno a la par del posible problema de crudeza en el centro de la masa una vez frita. Así es como nacieron los famosos Doughnuts.
revistapastelera2
Un ejemplar de la revista especializada de la época

La base europea

Queda claro que freír estas masas no fue una invención del momento ni de Felipe ni de ningún otro confitero español, pues el cocinado habitual de estas masas por aquí era el horneado. Con él se daban lugar delicias como los bollos suizos, medias noches o roscones de reyes, también exitosos y degustados en su obrador.

Los primeros abisinios

Con esta nueva inspiración entre manos Felipe puso manos a la obra y comenzó a elaborar un nuevo pastel tomando como base los bollos suizos. Siguiendo muy de cerca la costumbre europea y alemana en cuanto a la fritura de la masa, pero con su toque, pues rellenó de crema de avellana.

El inventor de los Abisinios tenía ya sus primeras unidades, aun sin el nombre.
De él hablaremos en el capítulo II.

La mejora del pastel

Querer ofrecer novedad era un rasgo de Felipe que decidió años después cambiar el relleno de avellanas por otro diferente. Es por esto que se allá que por los años 50 aparecían los ricos abisinios de crema. 

Este relleno caló rápidamente entre la clientela. Aun se usa en nuestros días.

La base europea

Queda claro que freír estas masas no fue una invención del momento ni de Felipe ni de ningún otro confitero español, pues el cocinado habitual de estas masas por aquí era el horneado. Con él se daban lugar delicias como los bollos suizos, medias noches o roscones de reyes, también exitosos y degustados en su obrador.

Los primeros abisinios

Con esta nueva inspiración entre manos Felipe puso manos a la obra y comenzó a elaborar un nuevo pastel tomando como base los bollos suizos. Siguiendo muy de cerca la costumbre europea y alemana en cuanto a la fritura de la masa, pero con su toque, pues rellenó de crema de avellana.

El inventor de los Abisinios tenía ya sus primeras unidades, aun sin el nombre. De él hablaremos en el capítulo II.

La mejora del pastel

Querer ofrecer novedad era un rasgo de Felipe que decidió años después cambiar el relleno de avellanas por otro diferente. Es por esto que se allá que por los años 50 aparecían los ricos abisinios de crema.

Este relleno caló rápidamente entre la clientela. Aun se usa en nuestros días.

La base europea

Queda claro que freír estas masas no fue una invención del momento ni de Felipe ni de ningún otro confitero español, pues el cocinado habitual de estas masas por aquí era el horneado. Con él se daban lugar delicias como los bollos suizos, medias noches o roscones de reyes, también exitosos y degustados en su obrador.

Los primeros abisinios

Con esta nueva inspiración entre manos Felipe puso manos a la obra y comenzó a elaborar un nuevo pastel tomando como base los bollos suizos. Siguiendo muy de cerca la costumbre europea y alemana en cuanto a la fritura de la masa, pero con su toque, pues rellenó de crema de avellana.

El inventor de los Abisinios tenía ya sus primeras unidades, aun sin el nombre. De él hablaremos en el capítulo II.

La mejora del pastel

Querer ofrecer novedad era un rasgo de Felipe que decidió años después cambiar el relleno de avellanas por otro diferente. Es por esto que se allá que por los años 50 aparecían los ricos abisinios de crema.

Este relleno caló rápidamente entre la clientela. Aun se usa en nuestros días.

El don empresarial de Felipe Hernández

El Abisinio es otro ejemplo del afán de innovación y don empresarial de Felipe Hernández.
 No solo consiguió crear otra de las exquisiteces con las que el público deleitaba su paladar 
sino que, además, dio más uso a las freidoras de las que disponía para freír los buñuelos, 
no utilizadas tan a menudo entre cuaresma y los santos.

Freidoras donde Felipe Hernández freía los Abisinios
Las freidoras que usaban Felipe y sus emplados para freír las masas

El don empresarial de Felipe Hernández

El Abisinio es otro ejemplo del afán de innovación y don empresarial de Felipe Hernández. No solo consiguió crear otra de las exquisiteces con las que el público deleitaba su paladar

sino que, además, dio más uso a las freidoras de las que disponía para freír los buñuelos, no utilizadas tan a menudo entre cuaresma y los santos.
Freidoras donde Felipe Hernández freía los Abisinios
Las freidoras que usaban Felipe y sus emplados para freír las masas

Capítulo II

El amargo suceso coetáneo
al nombramiento del dulce

Capítulo II

El amargo suceso coetáneo
al nombramiento del dulce

La época de la que estamos hablando fue una época complicada, con una devastadora guerra civil en ciernes y la sombra de la depresión económica más grave de la historia del capitalismo. La economía española sufría con gran parte de las importaciones restringidas y un mercado internacional que hundía precios.

Inundación en Valladolid
La inundación de Valladolid, en 1929, con el primer obrador de Felipe afectado.

Los complicados 30´s

Felipe recibía escritos del Gobierno Civil en los que aprobaban su condición de regente de obrador. Ello justificaba las determinadas cantidades de huevos, harinas, azúcar y chocolate, y una larga lista de materias primas básicas con las que fabricar los dulces de su negocio.

En aquellos años todo estaba regulado manualmente, sin automatismos ni tecnología, pero con mano firme.

Uno de los muchos escritos firmados.

El paro en 1933

Los problemas la ciudad se agudizaron sobre todo a partir de 1933, con un paro muy elevado en un país ya dividido en el que quedarse en casa era perder un tiempo clave con el que buscar trabajo.

Aquel entonces el entretenimiento se resumía a escuchar la radio, o hablar con los compañeros y amigos, con lo que los operarios preferían pasar las horas en el obrador más que en casa.

La entrada al obrador

Estalla la guerra

En el año 1935 la segunda guerra ítalo-etíope ocupaba todos los noticiarios.
Abisinia estaba en boca de todos. 

Fue en esos momentos cuando Felipe y sus operarios, en relación al apelativo que recibían los soldados que luchaban en la guerra, los Abisinios, bautizaban al nuevo dulce que se comercializaría en el obrador, y que, se posicionó como uno de los más exitosos de la época.

Soldados durante la guerra de Abisinia

1935: el nacimiento del pastel

Sabemos cómo surgió el nombre, pero antes hay que saber ¿cómo surgió la primera base de Abisinio?

Fue la curiosidad de Felipe la que hizo que, friendo los buñuelos que preparaba para la época de Los Santos, 
probara a freír también unos bollos Suizos. Fue en ese momento cuando obtuvo las primeras bases de este pastel. 

Más adelante, con el negocio y los abisinios más que consolidados, era común leer anuncios en medios de comunicación como El Norte de Castilla, donde se evidenciaba la autoría de Felipe Hernández sobre el pastel que muchos copiaron entonces.

Otro anuncio que demostraba la autoría de Felipe Hernández sobre los Abisinios

La época de la que estamos hablando fue una época complicada, con una devastadora guerra civil en ciernes y la sombra de la depresión económica más grave de la historia del capitalismo. La economía española sufría con gran parte de las importaciones restringidas y un mercado internacional que hundía precios.

Inundación en Valladolid
La inundación de Valladolid, en 1929, con el primer obrador de Felipe afectado.

Los difíciles 30´s

Felipe recibía escritos del Gobierno Civil en los que aprobaban su condición de regente de obrador. Ello justificaba las determinadas cantidades de huevos, harinas, azúcar y chocolate, y una larga lista de materias primas básicas con las que fabricar los dulces de su negocio.

En aquellos años todo estaba regulado manualmente, sin automatismos ni tecnología, pero con mano firme.
Uno de los muchos escritos firmados.

El paro en 1933

Los problemas de la ciudad se agudizaron sobre todo a partir de 1933, con un paro muy elevado en un país ya dividido en el que quedarse en casa era perder un tiempo clave con el que buscar trabajo.

El entretenimiento se resumía a escuchar la radio, o hablar con los compañeros y vecinos, con lo que los operarios preferían pasar más horas en el trabajo que no en casa.
La entrada al obrador

Estalla la guerra

En el año 1935 la segunda guerra ítalo-etíope ocupaba todos los noticiarios. Abisinia estaba en boca de todos. 

Fue en esos momentos cuando, en relación al apelativo que recibían aquellos soldados que luchaban en la guerra, los Abisinios, Felipe y sus operarios bautizaban al dulce. Se comercializó en el obrador y se posicionó como uno de los más exitosos de la época.
 
Soldados durante la guerra de Abisinia

1935:
el nacimiento del pastel

Sabemos cómo surgió el nombre, pero antes hay que saber ¿cómo surgió la primera base de Abisinio?

Fue la curiosidad de Felipe la que hizo que, friendo los buñuelos que preparaba para la época de Los Santos, probara a freír también unos bollos Suizos. Fue en ese momento cuando obtuvo las primeras bases de este pastel.

Más adelante, con el negocio y los abisinios más que consolidados, era común leer anuncios en medios de comunicación como El Norte de Castilla, donde se evidenciaba la autoría de Felipe Hernández sobre el pastel que muchos copiaron entonces
Otro anuncio que demostraba la autoría de Felipe Hernández sobre los Abisinios


No me importa que me copien. Todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida, y sé perfectamente que en estos momentos tan duros no es fácil.

La humanidad del maestro

Desoyendo consejos al respecto, Felipe nunca quiso registrar
el nombre del dulce que había creado con tanto éxito.

La rapidez de copia de muchos pasteleros de la zona no le preocupaba lo más mínimo, pues anteponía el bien común al afán de reconocimiento, que consideraba fuera de lugar en esos momentos tan duros . 

Siempre que le preguntaban por ello, Felipe sentenciaba el asunto con la misma respuesta, llena de lógica y humildad.

Felipe hernández el inventor de los abisinios de Valladolid
Felipe era muy querido por sus empleados y clientela.
Felipe hernández el inventor de los abisinios de Valladolid

La humanidad del maestro

Desoyendo consejos al respecto, Felipe nunca quiso registrar el nombre del dulce que había creado con tanto éxito.

La rapidez de copia de muchos pasteleros de la zona no le preocupaba lo más mínimo, pues anteponía el bien común al afán de reconocimiento, que consideraba fuera de lugar en esos momentos tan duros

Siempre que le preguntaban por ello, Felipe sentenciaba el asunto con la misma respuesta, llena de lógica y humildad.


No me importa que me copien. Todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida, y sé perfectamente que en estos momentos tan duros no es fácil.

inventor-abisinios-valladolid-1935
Familia Hernández 1942

La persona

Nacido un 14 de marzo de 1905 Felipe dedicó su vida al trabajo.

Con tan solo quince años, en 1920, el futuro inventor de los Abisinios comenzó a trabajar como aprendiz en la afamada Confitería Ricote.

Es posible que los aromas que se desprendían de las creaciones servidas en dicho local fuesen una dulce antesala de lo que estaba por venir: sesenta años dedicados a endulzar la vida de los que vivieron y viven, pasaron y pasan por Valladolid desde entonces.

Un amable cometido que aun hoy en día podemos disfrutar en la pastelería “El Bombón” regentada por su nieto Paco Hernández y con una continuidad asegurada gracias a su biznieta Inés.

 
 
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Familia Hernández 1942

La persona

Nacido un 14 de marzo de 1905 Felipe dedicó su vida al trabajo.

Con tan solo quince años, en 1920, el futuro inventor de los Abisinios comenzó a trabajar como aprendiz en la afamada Confitería Ricote.

Es posible que los aromas que se desprendían de las creaciones servidas en dicho local fuesen una dulce antesala de lo que estaba por venir: sesenta años dedicados a endulzar la vida de los que vivieron y viven, pasaron y pasan por Valladolid desde entonces.

Un amable cometido que aun hoy en día podemos disfrutar en la pastelería “El Bombón” regentada por su nieto Paco Hernández y con una continuidad asegurada gracias a su biznieta Inés.

El empresario

Felipe fue una persona que, desde muy joven, mostró una vena emprendedora que, de haberse dado en nuestros días, hubiera protagonizado las portadas de muchas revistas de economía.

Abrió su primer obrador en la Plaza de Caño argales, posteriormente se hizo cargo de el El Bombón donde fabricaban Horchata. Más adelante abrió la primera cafetería de Valladolid, llamada “La Calleja”, fue regente del conocido salón de té “Padova”, fundador de la primera cooperativa de hostelería “San Fernando”, miembro de la cámara de comercio y socio protector de la Feria de Muestras de Valladolid. 

Ya con 70 años, año y medio antes de su fallecimiento, abrió su último negocio, otro obrador en Fidel Recio.

La historia del inventor de los Abisinios es una historia de trabajo, innovación, de adaptación al momento, de continuo aprendizaje, y sobre todo de prosperar y hacer prosperar honradamente a la ciudad que siempre mantuvo en el corazón: Valladolid.

inventor del abisinio recibiendo un premio
Felipe Hernández recibiendo el premio a la amabilidad en 1962 de manos de Teresa Íñigo de Toro

El empresario

Felipe fue una persona que, desde muy joven, mostró una vena emprendedora que, de haberse dado en nuestros días, hubiera protagonizado las portadas de muchas revistas de economía.

Abrió su primer obrador en la Plaza de Caño Argales, posteriormente se hizo cargo de el El Bombón donde fabricaban horchata. Más adelante abrió la primera cafetería de Valladolid, llamada “La Calleja”, fue regente del conocido salón de té “Padova”, fundador de la primera cooperativa de hostelería “San Fernando”, miembro de la cámara de comercio y socio protector de la Feria de Muestras de Valladolid.

Ya con 70 años, año y medio antes de su fallecimiento, abrió su último negocio, otro obrador en Fidel Recio.

La historia del inventor de los Abisinios es una historia de trabajo, innovación, de adaptación al momento, de continuo aprendizaje, y sobre todo de prosperar y hacer prosperar honradamente a la ciudad que siempre tuvo en el corazón: Valladolid.
inventor del abisinio recibiendo un premio
Felipe Hernández recibiendo el premio a la amabilidad en 1962 de manos de Teresa Íñigo de Toro

Capítulo III

El abisinio
en los medios

Capítulo III

El abisinio
en los medios

El marketing de la época

Muchos fueron los periódicos y medios de la época que se hacían eco del éxito de los abisinios de crema de El Bombón. Gracias a ellos, desde la radio y la prensa escrita, se daba un toque dulce a aquellos días tan duros, lejanos y entrañables.

Cualquier arte para ofrecer el producto era bienvenido, siempre que tuviera la misma gracia y el esmero que el producto que presentaba.

El dulce en nuestros días

Sin duda los abisinios de crema son un pastel que ya se ha consolidado en las mentes y paladares de los vallisoletanos. Disfrutar de su dulzor y textura características es una gozada.

Incluso hoy en día, que parece que todo tiende al consumo de otro tipo de productos más ligeros, los abisinios, pastel así bautizados por Felipe, dan que hablar pues, honestamente, ¿quién se puede resistir a probar el sabor de una tradición?

El marketing
de la época

Muchos fueron los periódicos y medios de la época que se hacían eco del éxito de los abisinios de crema de El Bombón. Gracias a ellos, desde la radio y la prensa escrita, se daba un toque dulce a aquellos días tan duros, lejanos y entrañables.

Cualquier arte para ofrecer el producto era bienvenido, siempre que tuviera la misma gracia y el esmero que el producto que presentaba.

La historia en nuestros días

Sin duda los abisinios de crema son un pastel que ya se ha consolidado en las mentes y paladares de los vallisoletanos. Disfrutar de su dulzor y textura características es una gozada.

Incluso hoy en día, que parece que todo tiende al consumo de otro tipo de productos más ligeros, los abisinios, pastel así bautizados por Felipe, dan que hablar pues, honestamente, ¿quién se puede resistir a probar el sabor de una tradición?
Una blonda de los pasteles que vendía Felipe Hernández

Esta página muestra datos y fotografías mostradas han sido recogidos de webs públicas o de prensa local.